DOS VISIONES
Resumen a partir de las preguntas
Bita y la gran idea
A los niños de esta experiencia, como a casi todos los ciudadanos, se les hace una montaña avisar, denunciar, exigir, proponer... De entrada, generalmente no saben a quién pueden dirigirse y, sobre todo, suelen confiar bien poco en que se les atienda. Los asuntos públicos, la administración, el mundo de los adultos... son percibidos a menudo como algo incomprensible, absurdo e inmodificable, un mundo que está más allá de sus entornos más inmediatos.
Con eso también aprenden un montón de cosas importantes: a mirar crítica y constructivamente su ciudad; a pedir, proponer y, si es el caso, protestar y exigir; que lo que no tienen que es posible cambiarlas; que puede haber adultos sensibles —incluso aunque sean políticos, profesores o familiares— que les escuchen y que les hagan caso, pero que no siempre pueden salirse con la suya, deben defender lo propio pero también a interesarse por lo de los demas, a sentirse más de su ciudad y a amarla, en definitiva, a participar, es imprescindible incluir en las aulas de todos los niveles el conocimiento, estudio, análisis, aplicación creativa y puesta en práctica de los Derechos Humanos.
Conclusion:
Muestra algunos de los problemas a los que se enfrentan los niños y niñas en África subsahariana, desde la mirada inocente y optimista de Binta
Importante reflejar lo que cuenta en off la «gran idea» de su padre, a la que ella no es ajena. Su padre es pescador en una pacífica aldea de Senegal. Un amigo le cuenta las maravillas que ocurren en las tierras de los blancos «los tubab», que puedan coger millares de pescados con barcos más grandes equipados de técnicas muy importantes, que viven en la abundancia. También le cuenta que para defender sus riquezas van armados, y le enseña una de las maravillas, el reloj que suena a mediodía en punto. «¿Qué sucede al mediodía?” pregunta el padre de Binta. «!pues que la alarma suena!» contesta el amigo.
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